Medio Ambiente ha propuesto sancionar a la Mancomunidad por vertidos 3 veces en 2 años

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UNA FUGA DE LIXIVIADOS LLEGÓ A LA RESERVA NATURAL DE LA BALSA DEL PULGUER EN 2012

Una ganadera denunció que este «vertido con alta carga contaminante» causó la muerte de 1.550 de sus ovejas.

Hasta en tres ocasiones entre 2011 y 2012, técnicos del departamento de Medio Ambiente consideraron, tras llevar a cabo inspecciones de control, que era procedente iniciar un expediente sancionador contra la Mancomunidad de Residuos de la Ribera, la última de ellas tras detectar un vertido «con alta carga contaminante» que alcanzó la Reserva Natural de la Balsa del Pulguer. Pese a ello, ninguno de los expedientes, incluido un cuarto fechado en 2009 por otro tipo de deficiencias, salió adelante, aunque en alguno de ellos se apuntaba que la entidad no había subsanado las deficiencias detectadas en otras inspecciones, como por ejemplo, «no llevar a cabo el balance hidrológico con el fin de evaluar si el vertedero presenta filtraciones».

Esta falta de control tampoco ha sido sancionada y pudo desembocar en la «fuga de lixiviados del vaso de vertido de la explotación» que fue detectada por el guarderío, corroborada por el Seprona y un laboratorio privado tras la toma de muestras de agua y puesta en conocimiento de la CHE y Medio Ambiente, que también la constató advirtiendo en varias ocasiones que los piezómetros que la Mancomunidad tiene para la recogida y análisis de las aguas subterráneas se encontraban taponados o en malas condiciones.

También se dejó constancia (en junio de 2011 y en septiembre y diciembre de 2012) de que el vaso de vertido no estaba suficientemente cubierto. Precisamente, este vaso tuvo que ser clausurado y la fosa de recogida de líquidos reparada, aunque el arreglo llegó después de que el barranco del Pulguer recibiera una alta cantidad de lixiviados, los líquidos que generan los residuos orgánicos. Dichos líquidos contenían altos niveles de nitrógeno, nitratos, fosfatos y materia orgánica, una mezcla que provoca lo que se denomina eutofización y que no es otra cosa que una sobrealimentación de cierto tipo de algas que, al consumir mucho oxígeno, hacen que el agua deje de ser apta para el consumo humano, animal y vegetal. Las afecciones asociadas a este fenómeno, que en términos coloquiales se considera un «veneno natural», pueden ser dérmicas (irritaciones, dermatitis, etc), hepáticas o dañar el sistema nervioso central.

  TRIBUNALES Pasadas por alto tres propuestas de apertura de expediente por vertidos, en octubre de 2012, a la propietaria de una corraliza cercana al vertedero se le empezaron a morir ovejas de la explotación de 926 cabezas que poseía. Agentes del Seprona de la Guardia Civil, que la sancionaron por abandonar los cuerpos, tomaron muestras de la balsa del Culebrete. «Se tomó muestra en dicha balsa-recogen en el resumen de su actuación-ya que se habían observado varios ejemplares de ovejas muertas. La muestra en su recogida presentaba un color negro y un olor a agua estancada y putrefacción». El laboratorio de Calidad de Aguas certificó la presencia de «una cantidad de sales y una elevada concentración en materia nitrogenada». Estos datos fueron remitidos a la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Para entonces, los rumores entre bañistas, pescadores y regantes de zonas de cultivo que se nutren de la Balsa del Pulguer ya comentaban el preocupante aspecto de las balsas formadas en el entorno, declarado Reserva Natural y del contenido del barranco que vacía sus aguas en la dicha Reserva. Pero la Mancomunidad de Residuos no tomó cartas en el asunto hasta que la ganadera tudelana Olga Fernández Pina denunció los vertidos y los relacionó con la muerte de 650 ovejas y 900 corderos de su explotación. La denuncia se interpuso en los juzgados de Tudela después de que los abogados de la mujer, Juan Manuel Ramírez y Cristina González agotaran toda posibilidad de encontrar una solución con la entidad gestora de los residuos de la comarca. «Se producía un ligero vertido de lo que aparentemente eran lixiviados a la acequia contigua al depósito de almacenamiento de lixiviados del vaso de vertido», reconoce la Mancomunidad en un informe realizado a raíz de la denuncia. Para encontrar las causas de este «ligero vertido», como lo califican, hubo que hacer varias excavaciones que se demoraron en el tiempo por las intensas lluvias de enero de 2013. El origen de las fugas fue finalmente arreglado, aunque en el aire queda por qué no se hizo antes, qué destino tuvieron los expendientes que alertaban de los vertidos y proponían sanciones y si la causa de la muerte del ganado la provocaron los lixiviados.